¿Para qué sirve la cultura?
- 27 abril, 2022
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“Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse”…
Leer másEl teatro en la calle o al aire libre no es un fenómeno exclusivo de este siglo. En la Antigua Grecia las representaciones se disfrutaban al aire libre. Teatros como el de Epidauro, que data de 300 A.C, ya acogían actuaciones en vivo y al aire libre. También en Roma se disfrutaba de la cultura en la calle. Con todo, el espacio sí ha cambiado desde entonces.
Si en Roma contaban con un “scenae frons”, una gran pared que se erguía detrás del escenario llena de decoración, en nuestra época las actuaciones son menos rígidas, más abiertas y vivas.
Lo mejor del teatro en la calle es que se puede hacer en cualquier lugar o, bueno, prácticamente en cualquier lugar. Solo se necesita que el espacio sea amplio, no exista circulación excesiva y no haya mucho ruido externo. Plazas públicas, parques y explanadas son lugares estupendos para disfrutar de este arte.
Dadas las muchas facilidades que se asocian a este género, además de un contexto favorable (recordemos que en plena pandemia esta era una de las formas más seguras de disfrutar de la cultura), cada vez hay más y más obras programadas para ser representadas fuera de instalaciones interiores. Y es que esta forma de hacer teatro tiene muchas ventajas, ¡vamos a ver unas cuantas!
Lo más valioso de los teatros en la calle es su capacidad de ser amplios, plurales y de dinamizar el entorno en el que tienen lugar.
Pongamos un ejemplo, si se celebra una representación de circo en un local de un barrio, la difusión probablemente se haga entre las personas del local, en redes sociales y otras plataformas afines que estén seguramente vinculadas con el espacio físico en concreto y quienes lo llevan. Sin embargo, un espectáculo en la calle es mucho más inmediato y puede llamar la atención de los transeúntes y presentar espectáculos a nuevos perfiles que no necesariamente tendrían que coincidir con el público para el que se pensó la obra.
Esto es super enriquecedor porque se fomentan espacios de interacción entre personas con visiones, experiencias, edades e intereses muy diferentes. ¡El teatro en la calle es una llamada abierta a la cultura! ¡Un grito imparable!
Así, pueden ser una primera toma de contacto también con el mundo del teatro o incluso servir de reclamo para presentar una programación de un festival, ciclo teatral o evento concreto. Además, dada su propia configuración, este tipo de espectáculos invitan más a la participación, a que el público se involucre e interaccione con la propia obra, ¿acaso puede haber algo mejor? Como en muchos casos las personas no tienen un puesto rígido, como puede ser una butaca de un teatro cerrado, la posibilidad de circular e interaccionar con otras personas del público o con los artistas y performers es mucho mayor.
Este formato también pide improvisación. En un teatro todo está pensado para que la atención del público se centre en donde tienen que centrarse. Por ejemplo, las butacas están fijas mirando hacia el escenario y los actores y actrices están más elevados para que puedan verse mejor. Asimismo, el patio de butacas se sitúa en silencio y a oscuras y las únicas luces que hay están dirigidas sobre la escena; para que el público vea lo que el director de la obra ha determinado que es importante.
Los espectáculos cerrados suelen estar todo muy medido y la estructura, así como la puesta en escena, viene muy dada de antemano, sin embargo el teatro de calle está más vivo, pasan cosa externas (una señora se cruza por la escena, la campana de la iglesia empieza a sonar o un perro perdido se pone a ladrar junto al escenario). Un espectáculo de calle tiene que estar a prueba de todo esto, incluso preparado para improvisar y dar rienda suelta a la imaginación. Como consecuencia, ¡ninguna representación es igual a la anterior y cada pase está lleno de frescura y de la emoción de lo incierto! Al público le encanta ver cuando en un espectáculo pasa algún imprevisto y la compañía le saca provecho a eso.
El lugar en el que se lleve a cabo el espectáculo debe ser un sitio con poca contaminación acústica, es decir, que no haya tráfico de coches o un excesivo movimiento de personas, así como otras actividades que puedan hacer que el público pierda el foco del show. Asimismo, es recomendable que la zona tenga sombra en verano y esté algo cubierta en invierno, lo cual nos lleva al siguiente punto.
La época en la que se va a realizar el show es crucial, así como las condiciones meteorológicas de la zona. No es lo mismo un show en Pontevedra que en Andalucía, ¿verdad? En relación con este tema lo importante es intentar encontrar un sitio que según las predicciones permita desarrollar el espectáculo no solo sin poner en riesgo la salud e integridad física de asistentes y artistas, sino que permite que ambos estén a gusto para poder disfrutar del show. Con todo, ya sabemos que hay veces en las que el tiempo no perdona y toca reagendar el espectáculo. Intentar anticiparse y conocer bien la zona y los precedentes ayudará en este punto.
En muchas ocasiones es muy difícil encontrar un lugar que tenga sombra para todos los asistentes. Cuando esto ocurre, es mejor que sea el público que esté en la sombra para que puedan disfrutar del evento.
La experiencia es, una vez más, la madre de todas las ciencias. Y muchas de las compañías de esto van sobradas; por eso, es importante confiar en su criterio y pautas a la hora de organizar un espectáculo de este tipo. Ellas se encargarán de realizar el control de riesgos para asegurar que el espectáculo es 100% seguro, además de las pruebas técnicas. ¡Recordemos que este tipo de espectáculos también necesitan un gran trabajo en relación a aspectos como la acústica y el aforo para que el resultado sea excelente!
El teatro en la calle en muchas ocasiones cuenta con menos despliegue de escenografía (ya sea por las características técnicas o por la complejidad de la obra), pero su calidad también es y debe ser muy alta. Por ello, es importante que las obras estén adaptadas a las diferentes condiciones en las que se van a desarrollar: espacio, número de asistentes, acústica, temperatura, etc.
En definitiva, hay espectáculos de mayor y menor formato cuyo sencillo montaje facilita el compartir cultura de forma itinerante y llegar a mucha audiencia nueva y esto es algo que debemos aprovechar. ¡Y eso sin hablar de los beneficios de que nos dé el solecito y consigamos vitamina C para mejorar nuestra salud!
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