¿Que artista no se ha sentido alguna vez como “canguro” en un espectáculo de calle para niños, escuchando de fondo las sonoras conversaciones de sus padres? 

¿A quién no le ha incomodado que la gente “fluya” de un lugar para otro mientras intentaba concentrarse en su actuación?

Seamos realistas, a todos nos ha pasado en algún momento.

Debido a la situación en la que vivimos, se han tomado una serie de medidas para poder volver a los escenarios de forma segura.

Desde la señalización de la entrada y salida; la colocación de sillas con la adecuada distancia de seguridad; así como la obligación de echarse gel hidroalcohólico; dejar los datos de contacto o llevar puesta la mascarilla. 

Todas estas acciones han supuesto un importante esfuerzo por parte de los organizadores y artistas.

En los espectáculos, una parte fundamental es la interacción con el público. La mascarilla nos impide apreciar la reacción de la gente como te comentamos en el artículo anterior.

Además en muchas comunidades se suma el problema de que el público no puede subir al escenario. Un recurso muy utilizados en espectáculos de circo, clown, magia, etc..

Sin embargo, curiosamente, alguna de esas incómodas medidas de seguridad  debidas al Covid 19, al final, y, sin querer, son útiles y probablemente lleguen para quedarse.

Ahora, los que acuden a las actuaciones es porque realmente les interesa. No se trata de esos padres que dejan sus niños “aparcados” a pie de calle, o de aquellos que se acercan a ver que pasa y se quedan charlando en voz alta molestando al resto.

Otro aspecto positivo es que el público está sentado y ordenado, sin interrumpir lo que está ocurriendo en el escenario.

La gente está mucho mas cómoda que sentada en el suelo o de pie, con un montón de personas detrás.

En definitiva y tal como dice el refrán: “no hay mal que por bien no venga” aunque pensándolo bien, y, dadas las circunstancias, mejor elegimos este otro: “no hay mal que cien años dure”.

¿Y tú que opinas? ¿Crees que hay que añadir algo? Cuéntanoslo!!!!